Con el ascenso de Trump y por consiguiente de Elon Musk a la presidencia del país del norte, hizo resurgir un término en post, reels y videos durante estas últimas semanas. Tecnofeudalismo, neologismo acuñado por el exministro griego Yanis Varoufakis el cual plantea que el capitalismo ha ido evolucionado, irremediablemente, hacia este sistema. Según Varoufakis, “el capitalismo ya no opera como antes; ahora vivimos en una especie de feudalismo digital, donde unos pocos gigantes tecnológicos ejercen un control absoluto sobre la información, los datos y, por ende, sobre la economía y la sociedad.“
¿Qué es el Tecnofeudalismo?
El tecnofeudalismo es un término que describe el fenómeno actual en el que grandes corporaciones tecnológicas —como Google, Amazon, Facebook, X (conocido antes como Twitter) y Apple— concentran un poder similar al de los señores feudales de la Edad Media. En lugar de tierras y castillos, hoy en día el control se ejerce sobre plataformas digitales, datos, identidades personales y algoritmos.
Varoufakis destaca esta transformación cuando asegura que “los gigantes tecnológicos actúan como señores feudales, estableciendo las reglas del juego en la economía digital y limitando la verdadera competencia.“
Esta cita ilustra cómo el control sobre la información y los datos se ha convertido en el recurso más valioso, desplazando a los métodos tradicionales del capitalismo.
Características Principales del Tecnofeudalismo
Para comprender mejor este concepto, es útil identificar sus rasgos distintivos:
Aspecto | Feudalismo Medieval | Tecnofeudalismo Digital |
---|---|---|
Fuente de Poder | Control sobre la tierra y los recursos naturales | Dominio sobre datos, algoritmos y plataformas digitales |
Relaciones de Dependencia | Vasallos y siervos sujetos al señor feudal | Usuarios, desarrolladores y pequeñas empresas dependientes de las plataformas |
Transparencia y Regulación | Normas y acuerdos explícitos (aunque desiguales) | Operaciones opacas y escasa supervisión regulatoria |
Quizás por no ser una analogía tan obvia es que el concepto de tecnofeudalismo no ha entrado aún en las concersaciones cotidianas ni tampoco en las académicas, pero quizás ayude con un ejemplo más directo y cotidiano.
Imaginemos un pequeño feudo en la Edad Media: el señor feudal dictaba reglas sobre la producción, el comercio y el acceso a los recursos. Los habitantes no tenían otra opción que adaptarse a esas normativas, pues dependían completamente del señor para su subsistencia.
Hoy, en el mundo digital, un usuario que quiere buscar información, comprar en línea o gestionar su negocio se ve condicionado por los algoritmos y políticas de una o dos grandes plataformas. Este control, que a menudo se ejerce de forma poco transparente, a través de términos y condiciones que suelen ser de varias decenas de páginas o de un loop de información que generan retroalimentación de lo que pensamos y expresamos y que nos lleva a alienarnos de opiniones, personas o grupos que piensan distintos, terminan incrementando el sesgo y muchas veces activa el pensamiento tribal dentro del los usuarios, lo que limita la capacidad de elegir libremente y puede condicionar comportamientos y decisiones a nivel personal y comercial.
El enfoque de Varoufakis nos insta a repensar el papel de las grandes tecnológicas en la economía global. La comparación con el feudalismo no es una mera metáfora, sino una llamada a la reflexión sobre cómo la concentración de poder digital afecta la competencia, la privacidad y, en última instancia, la democracia.
A lo largo de los últimos años, hemos visto cómo la desregulación de políticas públicas en Estados Unidos, iniciada en gran medida durante el gobierno de Barack Obama, ha allanado el camino para un modelo donde el poder de las grandes corporaciones tecnológicas se ha afianzado sin control. Este proceso ha alcanzado un punto crítico con la creciente influencia de Elon Musk en la política estadounidense, marcando un quiebre en el equilibrio de poder y sentando las bases para su posible expansión a otros gobiernos, como ya se ha visto el intervencionismo de Musk en Alemania apoyando partidos de ultra derecha y con herencia Nacional Socialista.
En este contexto, comprender el tecnofeudalismo se vuelve fundamental para identificar sus desafíos y proponer estrategias que permitan equilibrar innovación y regulación. De lo contrario, corremos el riesgo de consolidar un modelo donde el poder digital no solo reemplace al capitalismo tradicional, sino que lo transforme en una versión moderna del feudalismo, donde unos pocos controlan la infraestructura esencial de nuestras vidas.
La clave para evitar este escenario radica en fomentar el debate, fortalecer la educación digital y desarrollar alternativas que impidan la concentración extrema del poder. Solo así podremos garantizar que la tecnología sirva a la sociedad en su conjunto y no se convierta en un instrumento de dominio que profundice aún más las desigualdades.
Fuente: The Guardian. (2023, 24 de septiembre). Yanis Varoufakis y el tecnofeudalismo: cómo las grandes tecnológicas están reconfigurando el capitalismo.
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